Los equipos cambian constantemente. Y también rotan los líderes. Cuando nuestro jefe habitual decide dar un salto en su carrera y alguien ocupa su lugar, es fácil que nos asalte la incertidumbre. ¿Cómo podemos establecer una relación con el nuevo jefe positiva y productiva desde el principio? ¿Cómo podemos ganarnos su confianza sin hacernos demasiado insistentes? Para resolver estas dudas, hoy os recomendamos este interesante artículo publicado en Harvard Business Review.
1. Buscar información previa
Cuando un nuevo jefe aterriza en la oficina, es importante no empezar la relación con el pie izquierdo. Por eso, es interesante recabar algo de información sobre quién es, cuáles son sus intereses y cuál ha sido su recorrido. Esto nos ayudará a anticiparnos a sus expectativas.
2. Ser empático en la relación con el nuevo jefe
Aunque un cambio de esta envergadura pueda provocarnos intranquilidad, debemos ponernos en los zapatos de la persona que viene de nuevo. Incorporarse a un puesto laboral de responsabilidad conlleva una gran presión. Es importante que seamos empáticos e intentemos facilitar su integración de la manera más amable posible.
3. Preguntar sobre su estilo de comunicación
Cuanto antes sepamos cómo le gusta comunicarse a nuestro nuevo jefe, mejor. ¿Correos electrónicos, llamadas, mensajes, reuniones presenciales? La información debe fluir fácilmente desde el principio. Definir un patrón claro nos permitirá dar solución a temas pendientes lo antes posible.
4. Ayudar a conseguir éxitos temprano
Ayudar a nuestro nuevo jefe a conseguir éxitos desde el inicio le demostrará que somos jugadores de equipo. Identificar temas de interés que pueden dar frutos y orientarnos a objetivos nos ayudará a labrar una buena conexión desde el primer minuto.
5. Buscar soluciones
Cualquier persona que se incorpore a un nuevo puesto de trabajo se enfrenta a un bombardeo de problemas y desafíos. El caso de nuestro nuevo jefe no será una excepción. Es importante tomar la iniciativa y proponer soluciones y sugerencias interesantes. De esta manera, estableceremos las líneas de confianza y demostraremos proactividad.
En definitiva, si nos enfrentamos a un cambio laboral de este tipo debemos tener en cuenta la importancia de romper el hielo y que nuestra actitud positiva puede forjar las bases de una relación laboral muy fructífera.